miércoles, 25 de septiembre de 2013

Siempre nos quedará París



 
Hace tres años mis amigas y yo nos fuimos de forma improvisada a París de fin de semana para visitar la feria Playtime. A la vuelta me apunté a un curso de Scrapbooking en Majadahonda en la tienda Papel Vivo impartido por Patricia de Tubo de Ensaio y elaboré un álbum que aún sigue vacío esperando que le pegue las fotos de París. ¡No tengo remedio! Es lo malo de tenerlo todo digital, que al final se quedan años ahí las fotos aburridas en nuestros discos duros. Aunque prometo que en breve (antes de que pasen otros tres años) las mandaré imprimir y las pondré. 
 
 
 
Mi pasión por el scrapbooking fue todo un flechazo. De hecho la técnica ya la había utilizado "a mi manera" elaborando collages de pequeña y preparando un regalo a mi hermana con las fotos de la infancia. Lo que pasa es que yo lo hacía con recortes de papeles de regalo, de revistas, y de todo lo que veía en las papelerías que me parecía bonito... Así que al descubrir que había miles de materiales de recorte y papeles de todo tipo se me abrió un paraíso de posibilidades. Enseguida descubrí otras tiendas como Bámbola (Madrid) y Alborada (Boadilla del Monte) y caí en la tentación, ¡y cómo no! ahora tengo un cajón lleno de troqueladoras, washi tapes, sellos y papeles... Me apunté con mis amigas a un taller en Alborada en el que nos enseñaron las técnicas más comunes y las herramientas fundamentales. He de confesar que  no soy yo muy de técnica y lo que me gusta es hacerlo un poco a mi rollo e improvisar, de hecho lo que me va más es un scrapbooking relajado, minimalista e imperfecto, como el de Marcy Penner. De ese taller que impartía Antonia de Cáscara de Papel, surgió la idea de comprarme la Sizzix que utilizo menos de lo que me gustaría... Y por supuesto la feria Creativa ya es un evento que no nos podemos perder.

Alfombra de trapillo


El pasado invierno me aficioné al ganchillo siguiendo los videotutoriales de Esperanza Rosas de la página tejiendo Perú. Empecé con un cuello de punto elástico que tejí en uno de mis colores preferidos, el gris. Seguí con un gorro, también gris, al que me le puse un pompón que me hizo mi hija (experta en pompones). El crochet o el ganchillo es una labor que relaja mucho y ayuda a olvidar las preocupaciones. Sientes una satisfacción increíble al terminar tu "obra" que ha sido fabricada totalmente a mano por ti y que no importa que tenga imperfecciones. Además te une con la tradición y con el esfuerzo y dedicación de nuestras abuelas. Las que tengan la suerte de tener aún a sus abuelas aquí, pedidles que os enseñen, ellas seguro que se sentirán orgullosas de hacerlo.

Este verano descubrí el trapillo. El trapillo es tela reciclada procedente de excedentes de fábricas de camisetas de algodón. Así que tiene un triple valor porque además de servir para fabricar prendas artesanales, es de bajo coste y se trata de un tejido ecológico.

Al principio te hace mucha gracia ver la herramienta con la que se teje, ese ganchillo gigantesco que te resulta un tanto tosco. Sin embargo es muy fácil de hacer, ya que ves mejor los puntos y por dónde tienes que meterlos. Es como si estuviera todo aumentado como con lupa. Ahora sí, debes coger el ganchillo de otra manera, de lado, horizontal a la labor.

Como ya me había hecho cosas para mí, ahora me apetecía hacer algo para la casa, así que me atreví con la alfombra circular que veis en la foto. Seguí las indicaciones de este vídeo de YouTube de Tuteate team, pero como veis la hice monocolor, y cómo no, en color gris. ¿Os gusta el resultado? ¡Animaos, es muy sencilla!

He de confesar que esto de seguir videotutoriales tiene un peligro añadido y es que si abandonas la labor por unas semanas... ¡Ya no te acuerdas de cómo seguir! De hecho creo que ahora no podría hacer de memoria el cuello que hice en invierno. Menos mal que tenemos internet jeje...